El futuro próximo…
Pese a la importancia de transitar hacia un envejecimiento autónomo, digno, gozoso, empoderante y saludable, las mujeres 5 y 6 (50 a 60 años), enfrentan diversos desafíos que permiten visualizar escenarios futuros poco alentadores.
Si bien no hay datos precisos de este segmento poblacional, debido a un importante silencio estadístico, existen algunos indicadores que pueden dar cuenta de la complejidad de su situación y de las profundas limitaciones que experimentan en materia de autonomía.

Según el Censo de 2020, a nivel nacional, existen casi 10 millones de mujeres severamente afectadas en todas las esferas de su autonomía debido a la división sexual del trabajo, la ausencia de un sistema nacional de cuidados y el edaísmo laboral, mujeres que según las proyecciones demográficas en pocos años experimentarán un proceso de envejecimiento en condiciones de pobreza, dependencia económica y mala salud.

Autonomía económica
La ENOEN 2022, estimó que de las personas de 60 años y más que eran parte de la PNEA, la mitad (51 %) se dedicaba a los quehaceres domésticos, 31 % estaba pensionada y jubilada y 2 % tenía una incapacidad permanente que le impedía trabajar. Según sexo, el porcentaje de mujeres que realizaban quehaceres domésticos era mayor al de los hombres (70 % frente a 14 %). Este porcentaje se invertía en lo referente a las pensiones ya que solo el 17% de las personas jubiladas eran mujeres.

Datos del CONEVAL de entre 2016 y 2022, mostraron que la división sexual del trabajo es un factor estructural que implica para las mujeres una mayor vulnerabilidad de encontrarse en situación de pobreza, en tanto que restringe oportunidades para su participación en el mercado laboral y en otros espacios públicos, además el número de horas en el trabajo del hogar no remunerado fue en torno a 3 veces mayor en las mujeres que en los hombres, mientras que las horas destinadas al trabajo remunerado fue considerablemente menor para las mujeres.

Rezago educativo: solo el 14% de las mujeres 5 y 6 cursó más de 10 años
Datos de la ENASEM 2021 mostraron que del total de población de 53 años y más, únicamente 17.9 % tenía estudios posteriores a la secundaria, es decir, contaba con 10 o más grados de escolaridad y que la brecha entre mujeres y hombres era bastante alta ya que el porcentaje de hombres con nivel escolar más allá de secundaria fue de 22.4 % y el de mujeres, de 14.0 por ciento.

La salud, se estima que las mujeres de 60 años y más vivirán un promedio de 6,6 años con mala salud
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señaló que el peso porcentual del tiempo vivido con mala salud en las mujeres fue mayor que el de los hombres, una mujer de 60 años en la región de las Américas viviría con mala salud durante 6,6 años.
Según la ENSEM 2021, las enfermedades que más afectaron a la población de 53 años y más fueron: hipertensión arterial (43.3 %), diabetes (25.6 %) y artritis (10.7 %) y la prevalencia fue más alta en mujeres que en hombres.
Los desafíos en la salud mental de las mujeres 5 y 6 , 31.6% presentó síntomas depresivos
De acuerdo con la ENASEM 2021, la cuarta parte de la población de 53 años y más, refirió enfrentar síntomas depresivos como cansancio excesivo, tristeza y sueño intranquilo, la prevalencia más alta se presentó en mujeres con 31.6 %, mientas que en los hombres fue de 17.7 por ciento.

Actividades principales 53 y más : mirar televisión
Si bien la ENASEM 2021,no ofrece una desagregación por sexo y edad, resulta relevante observar que entre las actividades primordiales de la población de 53 años y más se encuentran ver televisión (87.3 %), hablar por teléfono, enviar mensajes o usar internet (84.0 %) y hacer mantenimiento del hogar (63.3 %) El trabajo doméstico y de cuidados resulta de gran importancia y aunque no se precisa si el cuidado es remunerado o no, es muy relevante destacar que 43.4% se dedica a tareas relacionadas con el cuidado (niñez o adultez) y 63.3% al trabajo doméstico.
Violencia conta las mujeres mayores, una de cada cinco experimenta alguna forma de violencia

Tal como señala Shantal Gamíz , la violencia es un patrón relacional y no un acto aislado que se teje en las interacciones cotidianas que normalizan ese fenómeno y se socializa en los vínculos comunitarios y las dinámicas institucionales.
Los estudios sobre violencia contra las mujeres mayores son muy escasos por lo que se requieren y sería muy relevante genera investigaciones más precisas. Según el INEGI 2021, el 19.2 % de las mujeres de 65 años o más había vivido algún incidente de violencia en los últimos 12 meses, siendo la violencia psicológica la más frecuente, seguida de la económica, la patrimonial y la discriminación.
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